miércoles, 7 de mayo de 2008

Pero que bien que estamos....

Hoy, entre primera y segunda Guerra de Irak (estoy estudiando lo que se hace pasar por geografía en Segundo de bachillerato, aunque es más historia que otra cosa) traigo algunas perlas más del comportamiento femenino, que con todo el amor literal y figurativo que le tengo, a veces deja mucho que desear:

Estaba yo viajando a unas horas inmorales de la noche hacia Santander y que veo justo encima del culete de mi compañera de asiento? En la parte ‘pura carne que nadie se puede quitar de encima’ quiero decir. Un tatuaje, gente, un tatuaje del mismísimo diabólico conejito del Playboy. No un conejo cualquiera con una pajarita en plan el conejo que llega tarde en Alicia en el Pais de las Maravillas, no, el logo mismo de esta desvergonzada industria del deleite, eso era irónico, visual. ¿Cómo puede llevar tatuado el símbolo de nuestra opresión?, me pregunté. Querrá que la tomen por una trabajadora del sexo, claro, normal. Como todas las mujeres, y es que es cierto, nuestra mayor ambicion es ser una de esas chicas en poses incomodas y con problemas de espalda por las tetas, y con esa expresión de dolor y atontamiento –supongo, porque la verdad es que el maquillaje tipo coche que les imponen, observen la palabra, IMPONEN digo, sobre ellas.
Porque ellas no se sentirán contentas, digo yo. Quizás creen que esa es la ambición de su vida, ser el objeto masturbatorio de millones de tíos, pero realmente puede ser sano para tu mentalidad, long term, que te vean solo como la portadora de partes femeninas y de labios siliconados en colores improbablemente húmedos?
O si. A lo mejor mola ser un par de tetas imposiblemente enfundado en un bikini del tamaño que tenia el primero que te compraron cuando aun no tenias delantera. Y lo que más mola, segurísimo, es tener el logo de una marca, de una industria, por favor, el mismo que aparece en edredones de niñas de ocho años, pues ese logo, iba diciendo, tatuado PARA SIEMPRE justo encima de tu culo. En la agarradera, que oigo decir a ciertos tíos –la ultima objetivizacion de la mujer ‘si, cariño, tengo esa parte blanda ahí justamente para que tu te puedas impulsar mejor durante el acto primal, y esa vagina es una funda nada más eh? Que a mi solita no me sirve de nada, es como tener el tupper sin el relleno’.

Y prosigo, porque creo que este punto sobre el tatuaje Playboy ya lo he hecho llegar. Nuestra segunda perla de sabiduría viene de una amiga de 16 tiernos años que me contaba que las chicas de su clase soltaban comentarios como ‘lo calenté para nada’.
Párense y piensen eso.
Es normal?
O sea. Lo calentó para nada, dice la nena. Vamos, que ella quería acción y el niño no. Y al final la nena se quedó sin! Vale, mal que se quede insatisfecha, pobre ella (y eso que a mi personalmente los dieciséis ya me parece poco, pero da igual, si lo sientes todo vale etc). Pero ese comentario es frio, es cínico, es como triste. Yo querría pensar que a los dieciséis las niñas tienen la moral bien –mejor- puesta y las ideas algo más claras. Sencillamente me pone triste que niñas de esa edad hayan devaluado tanto el sexo.

Y sigo: de la boquita de Eva Longoria Parker: ‘Prefiero ser la señora de Parker a ser Eva Longoria’. Bieeeeen, vamos bien, así va a mejorar la posición de la mujer.
Nooo, si yo casi mejor ser una posesión ¿no? Así no me tengo que cuidar a mi misma (bueno, menos estar perfectísima a todas horas, que ya se sabe que esta al alcance de todas las mujeres de este mundo mundial).
Con lo bien que lo pasan los floreros….

PD. Y por cierto: referente al post con el que empece este blog….la cita textual del día: ‘creo que las mujeres son seres superiores pero NO SOY FEMINISTA NI NADA ¿EH?’

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